domingo, 19 de diciembre de 2010

Capítulo 3

El otro día estábamos Andrea y yo paseando por la plaza de Mortilandia cuando nos topamos con un hombre que hacía como si estuviese en un coche. Nos quedamos mirándolo. ¿Acaso cuando los locos morían seguían locos? Una anciana se nos acercó:
 -No os preocupéis. Es James Dean. Se traumatizó con su muerte y ahora está así- nos explicó.
 -¿Te conozco?-pregunté. Me resultaba la mar de familiar.
 -Me llamo Rose-se me encendió una bombillita interior.
 -¿La de...?-preguntó Andrea sorprendida.
 -...El Titanic-terminó Rose-La misma
 Nos quedamos con la boca abierta. Ni Andrea ni yo éramos fans de la película, pero yo la tragaba más que Andrea.
 Seguimos caminando. Nos encontramos con millones de famosos muertos. De repente vimos un fotomatón. ¿Era posible? Claro que no. Poníafuegos fatuos. Sería para ir a la superficie y asustar a la gente. Claro, ¿cómo iba a ser un fotomatón humano?
 La gente nos mira con compasión cuando paseamos por la zona e vistas al exterior para buscar a nuestros padres que deberían estar en España. Pero no encontramos nada.
 Imagino que si salimos a la superficie...
 ¡El fotomatón! Si subimos como fuegos fatuos podemos decirles a nuestros padres que estamos vivas, que no se tienen que preocupar. Pero se irían al psiquiátrico o pensarían que estaban soñando. Si hubiese alguna forma...
 Maldito Freddy Krueger, ese tío estaba muerto y se metía en los sueños. Si lo pillo, le hago un interrogactorio policial, lo juro...
 Esperemos que mañana haya suerte y encontremos a nuetros padres...

No hay comentarios:

Publicar un comentario